Joel, ¿un caso de hiperactividad?
Había llegado la hora de la cita con aquel niño cuya manera de ser descrita por los padres por teléfono me generaba la sensación de que me iba a encontrar con un “pequeño monstruito”. De repente empezó a sonar el timbre insistentemente parecía que el estaba detrás de la puerta necesitara de manera impulsiva entrar y ser inminente atendido y comprendido, sin conciencia ninguna de que yo pudiera estar atendiendo las necesidades de otra persona.
Cuando abrí la puerta entro niño de unos 6 años de hermoso pelo y grandes ojos negros, gritando como si la consulta del despacho fuera una fiesta en el salón de su casa.
Entró en el despacho, abrió la caja de los juguetes y empezó a tirar al suelo todos los juguetes, parecía que ninguno le calmaba. No había gran interés por su parte de escuchar lo que yo le decía.
Por fin cogió los colores y empezó a dibujar un bosque lleno de árboles verdes frondosos. Pero de repente aquellos hermosos árboles se llenaron de nubes negras, y empezó a llover, a caer rayos que rompían a la mitad aquellos árboles tan frondosos. Todo aquel dibujo se quedó en hoja apelotonada en la papelera. Precisamente este dibujo era la manera de que su yo me mostrara como a veces le desbordaban los afectos y las emociones y no tenía las herramientas necesarias para canalizar aquellos sentimientos de angustia tan terribles que le invadían. Por ello reaccionaba impulsivamente, de manera descontrolada.
Pasado un tiempo empezó a coger los animales de granja (vacas, ovejas, caballos y gallinas) y los pone como si estuvieran en el colegio. De repente hay “un cocodrilo bueno que les come, les rompe sus juguetes y les muerde y los profesores y amigos del colegio quieren que se vaya”. Posiblemente esa manera de percibir la realidad donde los animales que se rigen por normas son los malos y los animales agresivos son los buenos se le hace difícil entender lo que está pasando con su alrededor.
En la primera entrevista con los padres, llegaron unos padres realmente desbordados por la situación, con una sensación de no tener ya más herramientas para poder seguir con satisfacción en el rol de padres. Habían sido avisados en el colegio que como siguiera con trastornos de conducta y del comportamiento de pelearse continuamente con los compañeros e insultar a su profesora, se sentirían obligados a echarle del colegio. No podían salir con él porque gritaba cuando algo no conseguía y se tiraba al suelo.
Cuando, después de un proceso terapéutico, Joel consiguió ser consciente que son sus propias conductas las que hacen sus compañeros le rechacen y no quieran estar con él por miedo a que les pegue, no necesito seguir pegando gritos “defenderse” de los demás. Joel dejó de sentirse tan invadido por aquellas angustias de aniquilación cuando pudo ir poniendo palabras a lo difícil que era para él sentirse distinto a sus compañeros y lo triste que se sentía.
¿Qué pasa? Aunque aparentemente nos pueden parecer niños muy fuertes, existe mucha fragilidad en su autoestima. Suele haber una historia de fracasos repetidos en sus relaciones como en sus intentos de prestar atención y aprender en la escuela.
Tienen dificultad en diferenciar los límites entre padres-hijos y profesor-alumno.
Como padres nos podemos llegar a sentir desbordados por la situación e invadidos por la culpa, tenemos que tener en cuenta que somos conscientes de una pequeña parte de nuestras conductas, pero que hay en todos nosotros una parte inconsciente que también actúa en la relación padres-hijos de la que poca información tenemos.
¿Qué podemos hacer?
Cuando hijos tienen problemas de conducta con padres, profesores y compañeros, conviene reflexionar sobre lo que está pasando. No somos culpables de lo que le puede pasar a nuestros hijos, pero sí responsables e intentaremos afrontar y resolver las dificultades.
Acudir a psicoterapia es necesario cuando sentimos que nosotros mismos no podemos resolver los conflictos. En un tratamiento se descubren poco a poco los conflictos y se encuentran respuestas a preguntas que antes no encontrábamos respuesta.
Resulta aliviante aceptar que como padres no podemos controlar todo y que tenemos una historia detrás como hijos y posteriormente como padres que a nivel inconsciente influyen en nuestras relaciones con nuestros hijos.
Fuente de foto: https://www.flickr.com/photos/mkuram/5961100771/"> Bindaas Madhav
Fuente de foto de portada: https://www.flickr.com/photos/vinothchandar/4472813704/
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